Miércoles de cólera

“Canta, oh Musa, la cólera del pelida Aquiles, cólera funesta….”. En estos días irremediablemente me vienen a la mente estos versos del gran aedo. Será tal vez porque mi stomachus y mis ἐγκοίλια se revuelven e inflaman ante tales ataques contra la educación pública, contra funcionarios docentes… En fin, cuando los responsables de la ruina se van a casa con unos trajes sin factura y hacen recaer el castigo sobre quienes ya soportan más de lo que es humanamente razonable… ¡Lástima haber desterrado esa sabia práctica que encarnara el ὂστρακον! ¡Lástima que ya no sea bien vista la esclavitud eterna por malversación! ¡Los herreros no darían abasto ante una demanda tal de collares de esclavo! Ahora todo es prescindible y superfluo, cual arqueólogo en Citera, y se publicita sibilinamente que los culpables del desaforado derroche son los centros educativos con su irresponsable gasto en tizas, papel, luz, calefacción, opulentas cenas de Trimalchion… Sí, culpable es el profesorado que gasta enormes esfuerzos en producir pequeñas fichas de cara cartulina y grandes dosis de imaginación enseñando mímicamente vocabulario heleno o preparando una contextualización lingüística o incluso osan desplazarse cientos de millas virtuales para recorrer detenidamente una auténtica domus romana… Sí, culpable es la gens Baebia, que despilfarra un post para celebrar su cuarto aniversario… Sí, insensata Helleniká que osa cumplir un lustro… Sí, “malfaeners” quienes se dedican por segunda vez a desentrañar los misterios clásicos de un gran camafeo…

Manirrotos discentes clásicos que malgastan el áureo tiempo en una taberna romana, entonado en voz alta las arrogantes palabras de Agamenón, mientras de fondo suenan las letras de un cantante de largas greñas que se atreve linguā latinā…

Irreverente esta gens classica que se resiste y camina, pues ¿acaso no hemos sobrevivido a la erupción del Vesubio? Tan sencillo es descubrir a los nefastos y garrulos gestores que  los detectives latinos nōn haberent labōrem hodiē!

Derrochadores, quienes pretenden digitalizar el CIL y ponerlo al alcance de toda la gens classica!

¡Oh, dioses! Llevamos un mes tan aciago que hasta el cumplir seis años de sueños había olvidado….

Felix sextum annum Somnium!