Pīpiāte, pīpiāte, Gens Classica!
“Al final, la vida se abre camino”, decía un personaje de cierto film jurásico. Y la gens classica sigue con una vida pujante y a la que no arredran las dificultades del camino. Un camino que nació hace ya mucho y que nos empeñamos en recorrer porque “conocemos nuestra herencia”, algo que ahora mismo parece rayar casi en la hybris. Somos parte de una gens que se ha propuesto piar tan alto que inundará las redes con su dulce canto de vida en una “pipiatio classica” que el sabio Centauro ha convocado. Tal vez perezcamos en nuestro empeño, pero la nuestra será una muerte de risa, de risa melancólica, como la de Demócrito, pues la diosa Viriplaca siempre ha escuchado nuestras plegarias.
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