La pócima del miércoles

Sed diligentes, mortales, pues si no ponéis remedio en un futuro no muy lejano las inquisitivas Esfinges despeñarán sin compasión a quienes no comprendan qué instrumentos de laboratorio han de reponer. Sin duda será una situación lamentable, aunque ahora mismo no sabemos cuántos son los que tal vez se salven de la deshumanización, pues el tiempo corre gota a gota no sólo para todos los alumnos de Platón, sino también para los aristotélicos directores estratégicos.

En el Olimpo sabemos que nunca llegará la hora en que la res classica entone su canto del cisne particular, ya que el oráculo de la Pitia Nicandra es muy favorable y hemos visto pasar muchas modas pedagógicas, y a pesar de ello cada vez son más los que tienen claro cómo aprender latín, cómo ser realmente plurilingües o en qué lengua conversar en otras αἰγιαλοι.
Sabemos que, forjados los ánimos en combates contra hercúleos animales mitológicos y adiestradas nuestras destrezas al son de las danzas bajo la greca, incluso tal vez por tercera vez salvados por humanistas y filólogos, con sólo un puñado de dracmas un aguerrido grupo de entre los clásicos da vida a la maqueta de Alesia, aunque no les habría venido mal ni el presupuesto de la nueva Ágora ni los conocimientos científicos de Posidoniο de Apamea.

Entre tanto, ante los cantos órficos a Tetis no detiene su carrera el raudo centauro por temor a perderse en las sedes de Cnosos, pues pretende cortejar sutilmente a las doncellas prerrafaelistas de hermosas formas antes de la llegada del aclamado Jasón.
Vosotros, adeptos de la animada Medusa, no tengáis dudas sobre quién llevó el caballo a Troya y disponed vuestras pócimas para luchar por las clásicas…